Influencer de nicho: cómo hacerte famoso por oler libros o tener un cactus con ansiedad
Ser influencer ya no es lo que era. Antes bastaba con tener abdominales, una cámara decente y vivir en Bali. Ahora, la competencia es feroz y los filtros ya no impresionan. Por eso ha nacido una nueva especie: el influencer de nicho.
¿Quiénes son? Personas que han conseguido miles de seguidores no por hacer algo útil, sino por hacer algo raro. Muy raro. Lo suficientemente absurdo como para volverse viral, pero no tanto como para que te cierren la cuenta.
La lógica de los nuevos ídolos digitales
Hoy en día, si haces algo normal, no destacas. Pero si haces algo absurdamente específico, puedes convertirte en una referencia mundial. Por ejemplo:
- Influencers que solo reseñan velas aromáticas con nombres raros (“Aroma de taxista introvertido”).
- Tíos que graban su reacción a oler libros viejos en diferentes idiomas.
- Gente que cuida un cactus como si fuera un hijo, con sesiones de meditación guiada y playlists de LoFi.
- Un canal donde una chica hace ASMR de abrir sobres del seguro del coche.
No es ironía. Son tendencias reales que tienen millones de visualizaciones. Y lo peor: funcionan.
¿Por qué triunfan?
Porque la gente está cansada del contenido perfecto. Ya nadie cree en la influencer que toma té detox mientras sonríe en una terraza con vistas al mar. Queremos rarezas, fijaciones, contenido hiper-específico que nos haga sentir que no estamos tan mal.
El algoritmo lo sabe. Si un vídeo tuyo consigue que alguien diga:
“¿¡Cómo puede tener 500K seguidores alguien que acaricia piedras!?”
… entonces lo tienes hecho.
¿Cómo ser uno de ellos?
Aquí va tu hoja de ruta:
- Elige un nicho tan ridículo que no tengas competencia.
Ejemplo: “Opiniones de productos que no he probado pero me imagino cómo saben.” - Crea un personaje con microobsesiones.
Como un tipo que solo come comida beige, o una chica que se maquilla según su nivel de estrés. - Ponte intenso con los detalles.
Publica stories con frases tipo: “Hoy me siento pastel de atún olvidado en la nevera emocional.” - Invéntate una comunidad.
Llama a tus seguidores “pastelitos” o “guerreros del ficus”. Ellos no sabrán por qué, pero se unirán. - Monetiza el caos.
Saca merchandising: tazas con frases sin sentido, camisetas con dibujos de tu cactus, ebooks titulados “Cómo escucharte a ti mismo cuando tu voz interior tiene eco”.
El precio de la fama absurda
Convertirte en influencer de nicho tiene su parte oscura:
- Te invitan a podcasts donde no sabes ni qué decir.
- Gente que de verdad estudió comunicación te odia en secreto.
- Empiezas a creerte tu personaje, y acabas hablando con tu planta en público.
Y lo peor: te conviertes en esclavo de tu rareza. Ya no puedes ser normal. Si un día haces una story diciendo que comiste arroz blanco sin llorar, pierdes seguidores.
Reflexión (más o menos profunda)
El influencer de nicho es el reflejo de nuestra era: todo tiene que ser contenido, incluso tus manías. Si lo cuentas con estética minimalista y una canción de fondo melancólica, puedes convertir cualquier cosa en viralidad.
Porque al final, lo importante no es ser auténtico… sino parecerlo con un branding personal que parece inventado por un gato con ansiedad.
Conclusión final:
Haz lo que quieras, pero hazlo muy raro. Y si de paso te siguen 50.000 personas que creen que tienes algo que decir, mejor. Aunque sea sobre lo que piensas del olor del cartón mojado.