Las cosas productivas un domingo deberían estar prohibidas por ley. Así lo pienso yo, y probablemente también lo pienses tú aunque no lo reconozcas en público. Porque no hay nada más desmoralizante que estar tumbado en el sofá con la legaña aún puesta y ver por Instagram a alguien que ya ha salido a correr, ha meditado, ha hecho batch cooking y ha leído tres capítulos de un libro de autoayuda.
No es que odie la productividad. Lo que me agobia es la productividad performativa, esa que no nace de las ganas sino de la necesidad de mostrar que no estás perdiendo el tiempo. El domingo debería ser un espacio seguro para la desgana, no un desfile de logros innecesarios.
Aquí van 7 razones por las que la gente que hace cosas productivas un domingo me da ansiedad y un poco de rabia:
1. Rompen el equilibrio cósmico del fin de semana
El universo tiene normas no escritas. Una de ellas es: el sábado haces cosas, el domingo no. Cuando alguien decide ponerse a limpiar ventanas a fondo un domingo por la mañana, algo se rompe. No en su casa, sino en la armonía del mundo.
2. Te hacen sentir mal sin querer
No lo hacen con mala intención (a veces sí), pero ver cómo otros aprovechan cada segundo mientras tú miras series en modo zombie te hace sentir culpable. ¿Por qué? Porque la comparación mata el descanso.
3. Usan palabras que dan miedo
Planificación semanal. Bullet journal. Batch cooking. Visualización de objetivos. Todo eso dicho en domingo suena como una amenaza directa a tu pereza. Y la pereza también es sagrada.
4. No respetan el espacio sagrado del sofá
El sofá del domingo no es un mueble. Es un templo. Un refugio emocional. Si alguien decide pasar la mañana reorganizando el armario de las especias, allá ellos. Pero que no esperen aplausos. Aplausos solo si sobrevives sin moverte durante tres horas seguidas.
5. Hay un aire de superioridad silenciosa
No siempre lo dicen, pero lo piensan: “Mientras tú pierdes el tiempo, yo estoy avanzando”. Lo más irónico es que muchas veces hacen tareas inútiles solo para tener la sensación de avanzar. Es como correr en una cinta de gimnasio: te mueves mucho, pero no vas a ningún sitio.
6. Algunos hasta madrugan
¿Madrugar un domingo para ser productivo? Eso ya es directamente ilegal en mi religión. Si necesitas un despertador para sentirte válido en domingo, quizá lo que necesitas es terapia, no una rutina matinal de tres horas.
7. El domingo es para rendirse, no para rendir
La gracia del domingo está en rendirse. En no luchar. En dejar que el día pase con la misma fuerza que una nube. Quien intenta conquistar el domingo como si fuera lunes, está entendiendo mal la vida.
Igual que pasa con la gente que se va a hacer senderismo a las 6 AM un festivo, los obsesionados con aprovechar el domingo tienen una necesidad constante de validación.
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Y lo peor es que las redes sociales han convertido la pereza en un delito visual. Si no haces nada, eres un flojo. Si haces demasiado, eres intenso. ¿Y si simplemente nos dejáramos en paz? ¿Y si el domingo fuera ese espacio donde no hay nada que demostrar?
Como explica este artículo de El País, la presión por ser productivo incluso en domingo puede aumentar el estrés y afectar a la salud mental. http://Como explica este artículo de El País, la presión por ser productivo incluso en domingo puede aumentar el estrés y afectar a la salud mental.